Entre Janet Mason y Tara Holiday suman casi un siglo de experiencia vital, conocimientos sexuales y reivindicaciones de su propia libertad para ir acercándose a la tercera edad sin dejar follar cada vez que pueden. La primera, con una década y media de trayectoria, entró en el porno pasados los treinta y a base de gimnasio y bisturí llega a los 47 años con buen aspecto y mejor actitud; la segunda, algo más maltratada por la edad y la vida intensa, una escort de origen chileno afincada en Miami que llegó al porno hace cuatro años para ganar unos dólares en temporada baja y le gustó tanto que decidió quedarse. Con ella Xander Corvus demuestra que no solo de follar con ángeles de 20 años vive el actor porno, y que el morbo no conoce edad.
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