A las señoritas de generoso pecho en cada país se las conoce con distintos nombres: pichonas, tetonas, mamellonas, pechugonas, teloneras, coconudas, tetudas. Nosotros nos quedamos con el último sinónimo para cubrir el nicho de las mujeres de tetas estratosféricas, esas hembras de pechos que atraen toda la atención y adquieren el papel principal de toda la acción sexual. O en otras palabras: la impactante proporción áurea del porno no es más que un buen par de estupendos e hipnóticos senos. Así que bienvenido a la categoría de las grandes tetas, naturales o deliciosamente artificiales, enhiestas o caídas, de areolas gigantes o de diminutos pezones, pero en cualquier caso, lubricadas en aceite para ser magreadas, lamidas o folladas intensamente. Tetazas diseñadas para el noble arte de la paja cubana (o lo que en algunos rincones de sudamérica se conoce con el nombre de chaqueta rusa, el pajote moscovita, la turca o sueca) y que veremos relamidas por lesbianas o compartidas entre varios maromos en una misma orgía. El refranero es sabio y nos recuerda cada dos por tres que «en caso de duda, la más tetuda». O que «tiran más dos tetas que dos carretas». Por no olvidar tampoco aquello de «teta que no vale en mano no es teta, es grano». Pero lo mejor, en lugar de hablar de hembras de grandes senos, será ver todos estos melones y sus tetonas dueñas en plena acción sexual. Así que sin más dilación, os damos la bienvenida al porno de las tetonas.