Además de ser un enorme descubridor de talentos, Pierre Woodman es un diablillo capaz de pervertir a la más santa, de mandar al carajo una vida de inhibiciones y complejos con el poder de una cámara, una chequera y media hora de conversación. Aquí le tenemos interrogando a Violette Pure, una checa adorable pero con un cuerpo discreto que va a tener difícil triunfar. Lo interesante de la escena no es solo su timidez y su dulzura, sino cómo unos minutos después se ve envuelta en la primera orgía de su vida.
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