Ir a Hooters fue una moda muy noventera, y como en esas épocas dar el salto a otros países era un proceso largo y costoso, su furor se fue extendiendo a paso tardío pero seguro por el resto del mundo hasta principios de los 2000, lo que provocó que la arquetipo de mesara rubia y voluptuosa se internacionalizara y dejara ver otro tipo de bellezas dependiendo de la ubicación. De los que visité, mis favoritos fueron los de Colombia y República Dominicana, en este último presencié la belleza de las morenas en su máximo esplendor en un bikini open, y en contraste también vi a la rubia más escultural que haya visto en mi vida, y para mi sorpresa sí era dominicana, y no producto de exportación.
Cuando no estaba de viaje, un camarada y yo visitábamos el de la localidad con bastante frecuencia, nos hicimos bastante amigos de cinco chicas que trabajaban allí, y aunque no fue como en el porno donde te las llevas, follas y las botas, logramos una cita doble con dos de ellas, al final de varias salidas terminamos siendo parejas de esas chicas y aunque a mí me botaron luego de un año y medio, mi amigo si se casó con ella, tuvieron un hijo y hasta el día de hoy siguen juntos. Como un dato curioso por lo malos que son los seguros médicos al momento de cubrir al cónyuge, y para que no les costara un ojo de la cara el parto, ella siguió trabajando hasta finalizar casi todo el embarazo, algo que fue bastante insólito de presenciar por como se miraba con uniforme.
Yo seguí visitando el restaurante por un tiempo, pero sin un secuaz que me ayudará a repetir la hazaña, me di cuenta que poder levantarme a otra se había convertido en una misión imposible por lo cual deje de ir, hasta hace un par de semanas donde me di cuenta lo extraño que era visitar de nuevo ese lugar bajo «La Nueva Normalidad», pues todas llevan mascarilla y un protector facial, aunque el resto de su cuerpo siga habitualmente descubierto. También me pareció que los estándares al momento de reclutar a sus meseras han cambiado, dando oportunidad a chicas más «petit», que ya no llenan las blusas y esos shorts como las de antes. Este no es el caso de Violet Myers cuyo cuerpazo cuenta con todas las curvas necesarias para lucir ese uniforme como se debe, con un par de tetas enormes y un culo que rebalsa por el estridente color de esos diminutos pantaloncillos naranjas.
De Bola extra: Una rima
«La Myers con coletas, porque todo lo queda bien con ese culo y con esas tetas»
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