¿Quién cree que un hijastro no va a sentir deseo sexual de su madrastra, si esta es tremendamente morbosa y está realmente buena? Solo los más ingenuos pensarían que no, puesto que la realidad nos muestra a diario que los hombres piensan con la polla por mucho que se pretenda expresar lo contrario. En este caso, el encuentro incestuoso resulta inevitable, puesto que la madrastra está aún más cachonda que su hijastro, por lo que terminan echando un polvo salvaje con corrida facial incluida.