Hay una regla no escrita que suele cumplirse: las tías con el flequillo a la altura de la frente son te la de cachondas y, si te las llevas a la cama, el buen rato está garantizado. Así es el caso de esta italiana morena, que una tarde de calentón se llevó al huerto a su tío para que le diera una buena dosis de jarabe de palo,