Que una colegiala se folle a un alto ejecutivo que le saca unos cuantos de años es cuando menos curioso. Y es que esta jovencita es toda una experta en amarrarse un consolador en la cintura y petarle el culo a pijorros que van a misa los domingos y se emocionan con el himno patrio, pero lo que más les pone en realidad es que una chica de barrio les taladre su ojete.