La juventud, la inocencia y los deseos sexuales iniciales son valores añadidos en el porno, de ahí que los vídeos de castings porno gocen de tanta aceptación por parte de la audiencia. Sobre todo, cuando las protagonistas tienen ese aire de colegiala con rostro angelical dispuesta a que se lo profanen a pollazos. Y es que cuando la libido a aflora no hay quién pueda reprimirla, y los coñitos incipientes necesitan su buena ración de rabo.