Un joven llevaba tiempo con el culazo de su vecina entre los ojos. Así que de vez en cuando coqueteaba con ella y le invitaba a tomar algo, pero siempre se negaba. Pero como ocurre en estos casos, la constancia tiene su recompensa y un día quedó con él para tomar algo en su casa. La grata sorpresa para el muchacho fue que lo recibió haciéndose un dedo abierta de patas. Imaginaros lo que pasó después.