Este encargado del mantenimiento de una piscina a punto de jubilarse disfrutó de la jornada laboral más placentera de su vida, puesto que vio a una joven masturbándose junto a la piscina, se acercó y se la encontró a punto de caramelo para echarle un polvazo, De hecho, la chica está como un tren y tiene unas irresistibles tetas empitonadas, de ahí que el abuelo se corriera a mansalva en la boca de la chica.