Si se esta libre de prejuicios en cuanto a preferencias sexuales, y se opta por la bisexualidad porque en realidad ambos sexos le atraen a una determinada persona, lo cierto es que el abanico sexual se amplia considerablemente, y la persona en cuestión tiene ante sí un gran mercado de posibles amantes, así como un extenso surtido de prácticas sexuales. Por ejemplo, llevar a cabo un tren sexual; es decir, penetrar a una chica, mientras un chico le penetra a su vez. Doble placer.