Juventud, divino tesoro. Qué placer proporciona estrenar el coñito de una joven a la que se le acaban de revolucionar las hormonas y sus instinto procreador le hace tener unas ganas de rabo incontenibles. Así se encuentra esta pelirroja y pecosa muchacha, que se encuentra feliz y dichosa antes de que la penetren, puesto que tiene la libido por las nubes.