Este tipo no se calla la boca ni debajo del agua, así que su novia le tapó la boca con una mano y con la otra le hizo una buena paja para que dejara de cotorrear un rato. La maniobra sexual funcionó, porque el muchacho se quedó totalmente relajado y callado. Por tanto, el pajote fue mano de santo, o de santa, mejor dicho.