Si a una sugestiva sesión de ASMR le añadimos un buena dosis de sexo, ahegao y caracterizaciones de anime, la experiencia puede ir más allá de un ligero cosquilleo en el cuello y la espalda, puesto que la polla puede golpearte contra el pecho y tener que hacerte una gallarda inmediata, que es lo que tercia si has llegado hasta aquí.