Que una agente de una inmobiliaria tenga la belleza de esta mulata hace que se te quiten las ganas de comprar una casa, puesto que la fantasía de follártela sin descanso reemplaza a cualquier transacción comercial. Efectivamente, el cliente de este pibonazo andante no se compró finalmente el inmueble de marras, sino que le echó un polvo glorioso a tan hermosa comercial inmobiliario.