Es necesario asimilarlo, nuestras madres también tienen sus necesidades sexuales y, a falta de maridos o amantes que se las follen bien folladas, buenas son las sesiones de onanismo. Ahora bien, que sea el propio el que cace a su madre pajeándose y sea este el que en lugar de marcharse se quede grabando la sesión de autoerotismo es de ser un pervertido incestuoso de tomo y lomo.