Alguna gente se toma el acto de copular con una naturalidad pasmosa, ya que ni siquiera necesitan tener intimidad para llevar a cabo el acto sexual propiamente dicho, al igual que si fueran conejos en celo. Lo cierto es que una postura envidiable, puesto que no reprimen sus deseos en ningún momento y no hay nada que les incomode, no siquiera hacerlo en un sitio público con otras personas a su alrededor.