Esta pareja de tortolitos no se corta para nada. Estaban en una playa nudista con bastante gente y se apartaron unos metros detrás de unas rocas y empezaron afollar como conejos. Y es que no pudieron aguantar el calentón ni uno más. De hecho, los rostros reflejan una mezcla de placer y tensión por el riesgo de que los pudieran pillar en pleno acto sexual.