Volvemos a las grandes dosis de erotismo y de placer visual con otro tórrido masaje a una negra escultural, por parte de un masajista experimentado que la toca como si se tratara de una deidad con apariencia humana. Lo cierto es que con tan solo ver el cuerpo desnudo de la preciosa negra mestiza, se despiertan nuestros instintos más primitivos, pese a que el masajista no llegue a penetrarla con su polla, sino con sus dedos.