Llega el gran día, la pareja de enamorados se casa y el marido no cabe en sí de gozo, puesto que su mujer le ha prometido que el día de su boda le reglará su culo para que se lo penetre repetidamente hasta que se corra. Dicho y hecho, la ardiente recién casada pone el ojete a disposición de su esposo reciente, y este no desaprovecha la ocasión para petarle el trasero hasta el fondo.