Las mujeres deben desconfiar siempre de sus maridos si son hombres de negocios que contratan a chicas jóvenes y de buen ver para que trabajen como sus secretarias, puesto que por muchas excusas que antepongan, detrás de ello hay intenciones sexuales; esto es, llevarse al huerto a la chica de turno aprovechando su poder jerárquico. Lo demás son cuentos chinos.