Nadar en la abundancia es un placer, y el ámbito sexual no es ninguna excepción, por lo que bienvenidas sean las curvas, la carne y la lujuria desmesurada de la mano de féminas con superávit de todo lo mencionado. Por ejemplo, esta rubia es el perfecto paradigma del exceso carnal sometido a los placeres sexuales de un semental afortunado.