Pero qué buena está esta rastafari, cielo santo. Qué voluptosidad femenina, qué curvas, qué polvo tiene la bicharraca. Y lo mejor es que la podemos ver follar en un escena POV, es decir, a través de un plano subjetivo, como si el espectador fuera el que se la está ventilando, lo que incrementa el morbo en gran medida.