En cuanto al nicho lésbico, pocas cosas hay más excitantes que ver a dos mujeres impresionantes lamiéndose sus respectivos ojetes con pasión. Es como un acto sexual muy íntimo que podemos ver en primer plano, por lo que la audiencia se pone de lo más verracas. De hecho, la primera fantasía que se le viene a la cabeza al público heterosexual es irrumpir cuando los ojetes están a punto de caramelo y follárselos como si no hubiera un mañana.