Esta escena puede servir para definir de manera gráfica el empoderamiento femenino. Los roles clásicos están ya anticuados, y en las relaciones sexuales ya no es exclusivamente el hombre el que lleva la voz cantante ni mucho menos. Así que cuidado cuando veáis a una chica con un gran falo atado a la cintura, puesto que vuestro ano puede convertirse en la bandera de Japón.