Estos compañeros de piso tienen una bonita costumbre: él, cuando llega del trabajo, despierta a su compañera de la mejor manera posible, es decir, comienza acariciarla y a excitarla para echarle un buen polvo recién levantada. Y es que no hay mejor despertar que una buena follada matutina para comenzar el día con una sonrisa de oreja o reja.