Probablemente estemos ante la mejor estrella del porno húngara de toda la historia. Nos referimos a la gran Amirah Adara, perfectamente reconocible gracias a su morbosa nariz aguileña, sin olvidarnos de su culo deliciosamente tonificado, al que le encanta agasajar miembros de todos los colores. Sin duda, un mito viviente del cine porno que aun sigue poniéndonos cardíacos.