No solemos verla en escenas donde lo estético es más importantes que lo extremo y lo morboso. Antes que el glamcore, Valentina Nappi prefiere recibir pollazos de forma indiscriminada y brutal, eso lo tenemos todos claro, pero incluso cuando la batidora napolitana se pone el chip de las sábanas blancas y los besitos cariñosos es capaz de demostrar un nivel casi inaudito talento para el porno de todos los colores y sabores. En este polvo para Joymii volvió a evidenciar que el glamcore no está reñido con la pasión y la autenticidad sudorosa.

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