Me gusta llamarla «la especialista en porno POV» porque Tori Black posee una de las combinaciones más vertiginosas para esa modalidad: belleza facial, expresividad, simpatía y pasión por su trabajo. Lo de hoy sin embargo, y aunque la vamos a ver ser penetrada desde todos lo ángulos, no se trata de admirar sus cabalgadas sino por su oscilante sinfonía de quejidos y gemidos orgásmicos. Música para nuestros oídos, literalmente, aunque cualquier cosa que haga esta chica con la boca debería considerarse arte.
Por cierto, me comenta Fogardo, que es un gran entendido en asuntos musicales, que la composición de este nuevo himno del porno es de Johann Sebastian Bach, concretamente la Badinerie para suite orquestal núm. 2 en si menor, BWV 1067.
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