En un mundo cada día más dominado por los hiperculos, que han dado el salto del porno y el erotismo digital al entretenimiento mainstream y lo convencional, resulta casi imposible que una chica negra no cumpla con lo que se espera de su físico: un pandero colosal y un dominio inapelable del twerking. La hermosa Tiffany Tailor podría ser la excepción que confirma esa regla: esbelta y con las curvas justas (y tampoco tiene el trasero plano, precisamente), su oferta profesional es más global y su atractivo mucho más particular. A pesar, eso sí, del pseudónimo sobadísimo que utiliza.

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