The Black Tape Project es uno de esos proyectos que ni sus mismos creadores saben muy bien como definir. Todo salió de la cabeza del fotógrafo Joel Alvarez, y lo describen como un cruce entre conceptos como la moda, la vida nocturna, el arte y el erotismo que pretende asentar una nueva tendencia estética o no sé qué hostias. La explicación sencilla: una agencia que envía a sus esculturales modelos embutidas en cinta adhesiva negra a modo de gogós o señoritas-florero, algo parecido al body paint, a fiestas, discotecas y eventos varios.

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