Parece que Rio Lee y Bill Bailey están teniendo serios problemas para mantener a flote su relación, así que por el bien de ambos deciden acudir a un consejero matrimonial para dejar al descubierto todas sus frustraciones personales. Al final el terapeuta parece tener muy claro su diagnóstico: a Rio y Bill les falta follar salvajemente. Así que dicho y hecho: sin esperar siquiera a llegar a casa, los dos se ponen manos a la obra en un polvo de los que terminan con jarrones rotos y despiertan a los vecinos.
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