El amigo Ryan Madison empezó como diseñador web a las órdenes de una voluptuosa pornstar con la que poco después se fugaría (ella estaba casada) para montar su propio emporio sexual. Hemos visto a Ryan formarse como actor porno, alcanzar cotas de rendimiento impresionantes sin necesidad de músculos, belleza o un rabo enorme, pero hemos pasado por alto su talento para la producción y eso es algo que ahora podemos destacar con más facilidad.
El motivo es que desde hace unos meses Ryan deja entrar en su coto privado, Porn Fidelity, a otros actores y actrices para que hagan su magia mientras él se mantiene detrás de la cámara. El resultado, como veréis en este reciente polvo con Stella Cox y Alex Legend, sigue siendo majestuoso: la mezcla de sordidez impostada y pasión casi auténticas, de tensión sexual verdadera y frenesí difícil de simular.
Comentarios