Ponte en situación: llegas a casa después de un duro día de trabajo y te encuentras a tu hija comiéndole el rabo a un enorme negro de metro noventa. Lo que en realidad sería una pesadilla, en Watching My Daughter Go Black, es una escena más. Ésta, y la de otras preciosas teens bombeadas y desvirgadas por negros ante la atenta mirada de unos padres que poco pueden hacer por que sus hijas dejen de disfrutar, es el día a día de una web referencial en todo lo que a teens e interracial se refiere.
Sin duda la peor pesadilla que cualquier padre blanco pueda sufrir y visita obligada para todo fan del porno interracial con teens. Y además, vale la pena recordarlo, por el precio de esta web tendrás la posibilidad de acceder a toda la red Dogfart, que no es moco de pavo.