Ataviada con un bañador rojo a punto de reventar, la pechugona Shyla Stylez recorre la playa, patrullando su zona como una buena socorrista profesional debe hacer cada mañana. A lo lejos, una figura masculina camina cabizbaja hacia la orilla; es nuestro admirado Manuel Ferrara que ya no puede aguantar más los falsos rumores de fimosis que rodean a su gigantesco pene y ha decidido quitarse la vida de una vez por todas. Pero la vocación de Shyla es salvar vidas, y este caso no es una excepción: piensa salvar al pobre Manuel pero, ¿cómo convencer a un suicida de que la vida aún vale la pena? Pues haciendo uso su otra gran vocación: comer pollas como si fuesen bombones y pegarle a su nuevo amigo una cabalgada que jamás olvidará. Ahora, esta vez sí, ya puede morirse en paz.
Tan enmarañada trama sólo apta para mentes despiertas, por cierto, pertenece a la película Busty Lifeguards que Elegant Angel ha lanzado este mismo año y que, la verdad, no tiene desperdicio.
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