TRUCOS PARA APROVECHARSE DE LAS BORRACHAS EN NOCHEVIEJA
En Nochevieja las mujeres empinan el codo más de la cuenta. Ese es el momento oportuno para conseguir de ellas todo aquello que nos han estado negando durante el resto del año.
Más de una señorita de buen ver ha empezado la primera noche del año comiéndose doce uvas y la ha terminado tragándose una docena de pollas. El semen y el alcohol son los fluidos que más les gusta saborear a las mujeres en Nochevieja. Sólo hay que fijarse en como untan el espárrago con mayonesa a la hora del aperitivo y cómo lo enjuagan rápidamente con un traguito de vermú o de pernó. Chupetean la punta con avidez y, si se les escurre un chorrito de salsa de entre los labios, lo recuperan relamiéndose y haciendo pucheritos.
La hembra placentera que mama de una botella está diciendo, entre risas y eructos, que desea sorber licores más calientes y cremosos. No hay que tener compasión de su novio, marido o hermano. Tomadla de la cintura y pedidle que os acompañe a vuestro reservado o picadero de marras. Allí podrá seguir dándole a la botella mientras vosotros le dais por el culo subvirtiendo todas las leyes de la astrofísica terrestre. Si le apetece, combinará las entradas y salidas de vuestro miembro erecto con los de la botella que le moja el gaznate. No hay espectáculo más placentero que el de ver a una chica enterrándose un botellón entre las piernas. Luego podéis bañarle las tetas y chuparle los pezones a vuestro antojo.
Invitadla a catar la cosecha de vuestros insignes cojones. Que se ponga a cuatro patas, levante la pata y mee el contenido excesivo de su vejiga. Después del bebercio, no hay nada más reconfortante que un sesenta y nueve con lluvia dorada de regalo. Tú te meas en su boca y ella en la tuya. El que termine antes se echa un pedo a tutto plain.
En noches como esta, las muchachas gustan de embrutecerse y no hay que negarles nada. Al fin y al cabo, también se trata de una velada solidaria. De modo que, si no tienen suficiente con vuestro rabo enfurecido, podéis compartirla con vuestros amigos. Que se sumerja en el surtidor de vuestros capullos desbocados y que se deje magrear y follar a siete bandas. Pero no os olvidéis de sacar una foto de recuerdo.
Por Johnny Laputta
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