Son bajitas y no poseen el atractivo ni el glamour de los principales bellezones del porno, pero cuando han sido reclamadas por un catedrático de la sodomía, como es Mike Adriano, el entusiasmo tanto de Jesse Pony como de Venus Vera ha sido absoluto, sobre todo de la primera, que es la que expone el trasero sin titubeos, mientras que su compañera de correrías sexuales, Venus, lame ojete, polla y huevos como si no hubiera un mañana. Sin ánimo de determinar sin paliativos la falta de belleza de ambas chicas, lo cual es algo subjetivo y cada cual tendrá su criterio, me han recordado a lo que afirma un buen amigo: «las chicas que no son demasiado agraciadas son las más agradecidas en la cama». La escena adicional de esta entrada también la protagoniza Jesse Pony, que se ha marcado un pequeño tour anal por algunas sucursales del popular sommelier.
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