Aquí cuando echamos mano de lo japonés suele ser para hablar de JAV, es decir, de actrices porno con todas las letras haciendo porno hardcore con sexo explícito, sea censurado o al descubierto. El tema de las idols, el gravure y el erotismo sin metidas en Japón lo tenemos mucho menos por la mano a pesar de estar seguros de que ahí residen incalculables maravillas capaces de hacernos estallar los globos oculares con su sola visión. Una de ellas podría ser Rui Kiriyama que, lejos del estándar anatómico nipón, tiene en su glorioso cuerpazo más curvas naturales de lo que es sano para el sistema coronario.
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