Parece que con la expansión del porno interracial y la popularización de superrabos como >Mandingo, Julio Gómez o Dredd se ha difuminado de algún modo esa percepción de que los actores negros son siempre más dotados: quizá sea cierto, pero incluso dentro del nicho afro existen distintas categoría y no todos juegan en la misma liga. Ricky Johnson tiene hoy el privilegio de echarle las manos encima a una de nuestra más queridas starlets, la morenaza Romi Rain, y demostrar que incluso en el peldaño inmediatamente inferior al de las auténticas monster cock estamos hablando igualmente de un tamaño de locos.
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