Es un poco absurdo hablar siempre de nacionalidades en el porno porque al fin y al cabo la belleza y el talento abarcan a toda la raza humana y el sexo es un leguaje aún más universal que la sonrisa. Y sin embargo si no fuese por este italiano de ojos saltones y reconocida adicción al sexo, habría sido difícil que una chica rusa de 23 como Sofi Goldfinger y un mujerón francés de 36 años como Ania Kinski se hubiesen visto las caras jamás, y mucho menos en un trío. Es la magia demiúrgica de Rocco Siffredi, el hombre a una polla pegado.
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