Personalmente debo decir que cuando Lana Rhoades se presentó frente a la cámara con su último remozado, ese que ha afectado a su tren inferior y su pecho y también, de algún modo que no sabemos determinar con precisión, a su cara, pensé que se trataba del principio del fin de una estrella de trayectoria meteórica. De momento, la realidad me está quitando la razón: su marcha triunfal por la industria no se ha resentido en lo más mínimo, le siguen lloviendo contratos y propuestas, y hasta parece haber estrechado lazos con la más consagradas. Aquí la tenemos en una intensa tarde de compras con su nueva amiga Riley Reid donde, como no puede ser de otro modo, el exhibicionismo furtivo y los cunnilingus en el probador están a la orden del día.
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