Pese a compartir apellido con el afamado autor de Tokio blues y Kafka en la orilla, lo de Risa Murakami me temo que no son las letras. O al menos no solo eso, porque su belleza refinada, su esbelto cuerpazo y la apabullante versatilidad que manfiesta en sus películas (donde lo mismo hace de jovencita indefensa y sumisa a merced de unos pervertidos que de feroz dominatrix de sonrisa malévola, e incluso circula por ahí algún vídeo suyo practicando la zoofilia) le otorgan a esta preciosidad de 28 años un estatus de AV idol de primera categoría en el masivo mercado del porno japonés.

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