Si bien es cierto que el principal obstáculo de entrada al porno japonés es la propia inmensidad de una industria hiperactiva, plagada de talentos y con una visión quizá demasiado homogénea de lo que es el sexo filmado, también hay que saber surcar sus aguas y dar con los pequeños factores diferenciales dentro de aquel mar de carne. Mei Matsumoto, por ejemplo, es una hermosa JAV idol nacida hace 23 años en Tokio que rompe algún que otro tópico sobre las pornstars niponas: tiene el pecho operado, tiene un culo bien hermoso y es asidua a las producciones sin censura. ¡Tres en una!
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