Kink fue fundada en 1997 por un británico (no podía ser de otro modo, por aquello de la disciplina inglesa), Peter Acworth, mientras se acaba el doctorado en Nueva York. La idea se le ocurrió tras leer en un tabloide que un bombero había amasado 250.000 dólares abriendo una web porno, así que se puso manos a la obra combinando ese concepto con su gusto personal por el bondage. Tras el éxito de su primer website, hogtied.com, que solo editaba material de otras productoras, Acworth se llevó el tinglado a San Francisco y empezó a producir su propio contenido.
Nuestra opinión
El éxito tan rotundo de Kink se debe a ser el principal ocupante de un nicho que no existía hasta ahora o que era del todo marginal. Con un porno más duro que el porno convencional y a veces más convencional que el porno más extremo, han ido consiguiendo una mayor aceptación del BDSM y un halo de glamour (quizá debido a tener su sede en la fábrica de armas de San Francisco) del que la mayoría de productoras no pueden presumir, y en algunos círculos Kink casi tiene estatus de icono pop.
Websites como fuckingmachines.com, hardcoregangbang.com, publicdisgrace.com o ultimatesurrender.com son de lo más popular en sus subgéneros y algunas pornstars representativas de Kink como Princess Donna, Aiden Starr o Maistresse Madeline la han elevado en prestigio y en una capacidad insólita de reunir a pornófilos de muy distinto calado. El compromiso de Kink con la comunidad gay y lesbiana también es firme, y ofrecen apartados de su contenido pensados para todas las orientaciones, mención especial a su dedicación al porno con transexuales donde no solo cubren su relación con hombres sino también con mujeres en TS Seduction y TS Pussy Hunter.
Huelga decir que el material que ofrece Kink no es para todos los gustos, pero en su género ponen todos los medios para alcanzar la máxima calidad. El número de escenas es abismal y perfectamente dividido en categorías muy concretas. Se reproducen a altísima velocidad, están clasificados con mucho rigor y además permiten comentar los vídeos con una participación sorprendentemente activa de protagonistas y staff de la productora, creándose sinergías y discusiones muy sanas sobre el género y los actores. Se le puede achacar un diseño algo primitivo y una política de suscripciones algo confusa, aunque también permite personalizar mejor la oferta.