Desde que en 1998 fuera concedida la primera patente Fleshlight no ha parado de crecer hasta convertirse en la indiscutible número 1 del sector de los artilugios para la masturbación masculina y femenina, y los juguetes para adultos en general. Aquel primer invento que llevaba como título de patente «dispositivo para la recolección discreta del esperma» es lo que acabó derivando en las conocidas vaginas en lata que años después ha comercializado Fleshlight con diversidad de formas, materiales y emulando los coños de las actrices porno más destacadas del panorama internacional: los coños de Stoya, Christy Mack, Teagan Presley, Lisa Ann y Kayden Kross, entre otros, han sido replicados para repartir placer al mundo entero. Pero Fleshlight no se limitó a enlatar vaginas, ni mucho menos. Masturbadores para ellos y para ellas, lubricantes, dildos bluetooth, launchpads (el gadget definitivo para que las pajas en el iPhone sean inolvidables), etcétera.
Del primer invento han pasado 20 años, Steve y Katty Shubin abandonaron su pequeño taller y desde entonces la construcción moderna de la masturbación tiene el nombre de Fleshlight®. Más de 8 millones de copias vendidas de su producto estrella es garantía sobrada de que en Fleshlight se trabaja bien y con la única finalidad de poner el placer al alcance de las manos de sus clientes.