Zoey Holloway

Incluso entre las pornstars que debutan directamente en el género MILF lo normal suele ser que no pasen de los 35 años, pero esta californiana rabiosamente guapa rodó su primera escena con 41 añazos cumplidos. Fue un vídeo para Mofos que llevaba por título Vegan My Dick Bitch y era un trío interracial con dos experimentadas bestias sexuales como Devon Lee y el polludo Sean Michaels, así que es posible que aprendiese allí todo lo necesario para convertirse en una de las maduritas más seductoras de la industria en los últimos años.

Con un arranque fulgurante en los primeros tres años, con su primer y único anal en una cinta para Elegant Angel que quedará para la historia, poco se imaginaban algunos que su carrera daría un giro bastante radical y Zoey pasaría a dedicarse mayoritariamente al porno lésbico, un nicho del que se ha convertido en una de las grandes dominadoras, aunque lo combina con escenas de tipo taboo (incesto simulado) en las que se ha especializado en hacer pajas y recibir corridas en la cara. Dice que disfruta con el sexo y se conoce mejor a sí misma experimentando con sus compañeros de rodaje.

Y si es cierto que disfruta, la verdad es que tiene mérito. En una entrevista habló de su infancia y es de lo más traumático que hemos leído aquí: cuando era un bebé su padrastro abusaba sexualmente de ella y los servicios sociales la rescataron, quedando su custodia a cargo del estado con solo dos años. Luego su madre tuvo un accidente de tráfico, se quedó tres meses en coma y cuando despertó fue ingresada en una institución psiquiátrica. Allí conoció a su siguiente novio, y cuando ambos salieron de la institución se fueron a vivir a la California interior y solicitaron la custodia de Zoey, que les fue devuelta; tenía solo cinco años. Su nuevo padrastro también abusó de ella y con diez años volvió a rescatarla el estado y la dejó en un hogar de acogida junto a sus dos hermanos. Su nuevo padre adoptivo murió precipitadamente y su madre adoptiva se volvió adicta a las pastillas, descuidando totalmente a los Zoey y sus dos hermanos pequeños. Finalmente el estado volvió a intervenir y Zoey fue a parar a un segundo hogar de acogida, esta vez con una familia de mormones extremadamente estrictos. El resto de su vida adolescente fue una batalla perpetua entre la represión y el impulso sexual, y pasó lo que tenía que pasar: se quedó embarazada con 17 años y se fue a vivir con la familia de su novio. Tuvo otro hijo pero la cosa no acabó bien con su matrimonio y finalmente huyó a Los Angeles para trabajar en la industria del erotismo, donde dice que paradójicamente ha encontrado la estabilidad y la realización personal que siempre se le escapó.