Vicky Vette

Las pornstars escandinavas tienen tradicionalmente una muy buena consideración en el circuito estadounidense, sobre todo si cumplen con el tópico del mujerón alta, rubia y guapa, y ese es el caso de Vicky Vette, una noruega espectacular que se mudó en su niñez a Canadá y, ya en edad adulta, volvió a mudarse, esta vez a Estados Unidos. Su primer empleo fue como limpiadora en una iglesia y posteriormente como auxiliar de enfermería en una residencia de ancianos. Ya de muy joven tuvo problemas de adicciones y con solo 21 años tuvo que pasar por Alcohólicos Anónimos, algo que según ella funcionó de primera y la ayudó a mantenerse sobria desde entonces. Posteriormente trabajó como contable en una inmobiliaria con su marido.

Con 37 años ya cumplidos, en octubre de 2002, Vicky decidió enviar una foto desnuda a la revista Hustler como experimento, y ganó el concurso de exhibicionistas. Fue entonces cuando la noruega se convenció a sí misma y a su marido (fueron swingers durante 15 años e incluso habían vivido una temporada en una colonia nudista en las afueras de Atlanta) de que podría probar suerte en el porno en una época en que las MILF estaban empezando a despuntar y a establecerse como perfil convencional fuera de los nichos, más en el mainstream. Así que dicho y hecho: en 2003 debutaba en la industria del porno nada menos que con una escena de doble penetración. Fue el inicio de una carrera intensa pero limitada: tras unos primeros ejercicios fulgurantes de porno duro y todo tipo de guarradas por todos los orificios, en 2006 decidió retirarse del circuito y seguir trabajando solo por su cuenta, grabando escenas que ella misma dirigía y producía y vendiéndolas a otros estudios o en su propia web oficial.

En su vida privada, eso sí, no todo son luces: a principios de 2006 anunció que se separaba de su marido tras 18 años de continuado abuso físico y psicológico. Un día después su ya exmarido, Frank, fue hallado muerto en casa de un amigo. La investigación policial concluyó que se había suicidado.