Valentina Nappi
Uno de los mayores —sino el mayor— descubrimiento de Rocco Siffredi y una mujer que está llamada a marcar una época en el porno internacional. Valentina cursó estudios artísticos y luego empezó a estudiar diseño en la universidad. Fue durante esa época cuando decidió contactar con Rocco Siffredi por correo electrónico para dar rienda suelta a su curiosidad sexual. El semental italiano no tardó en mostrarse receptivo ante el tremendo bellezón que había aparecido de la nada llamando a su puerta, y de hecho empezaría asegurándose en exclusiva la presencia de Valentina durante algunos meses. De carácter fuerte e ideas fijas, esta mediterránea de los pies a la cabeza pronto dejó claro que quería ser algo más que una starlet del montón y que sin duda, lo sabía, estaba dotada para convertirse en la mejor de las mejores.
Desde el principio mismo de su carrera, Nappi se ha abierto paso en el ramo a base de trabajo duro y un permanente “sí a todo” que le permite realizar las salvajadas más brutales sin pestañear. Su mezcla de frialdad e instinto animal en combinación con un cuerpo natural exuberante y sin puntos flacos (sus caderas son sencillamente hipnóticas) le proporcionan la equipación ideal para alcanzar las cotas de éxito en la industria que ella misma considere oportunas.
Tras conquistar las Américas, Valentina es ya un mito sexual del porno europeo y da la impresión de que no necesita centrarse en la industria de un país u otro: es un depredador salvaje que se relame tranquila como una leona en lo más alto de la cadena alimenticia del porno, y todo lo que alcanza la vista es su territorio de caza.
Trabajando con las productoras más populares y labrándose una imagen de revolucionaria intelectual del porno (en una entrevista dijo que odiaba a la mayoría de sus fans porque no entienden el medio), Valentina es también una de las herederas ideológicas de Sasha Grey, una mujer que experimenta la filosofía a través de la experiencia sexual y que ha encontrado mucho más estimulo que el dinero en el acto de follar frente a la cámara y llevar a cabo actividades sexuales inverosímiles. Su interés por lo político y lo social, de hecho, la sitúan como una de las pornstars a tener en cuenta cuando se habla de las actrices porno del siglo XXI.