Teanna Trump

El enésimo triunfo del mestizaje: a pesar de su infame apellido artístico, Teanna es la demostración andante y respirante de que el cóctel cultural, la pluralidad étnica y la alianza entre naciones solo puede traernos alegrías, incluso en un ámbito tan poco relacionado con la diplomacia o las relaciones internacionales: el cuerpo femenino.

Estamos ante una de esas starlets que, gane mucha o poca popularidad, lo logra por aplastamiento anatómico, por tener unas medidas perfecta, unas curvas cinceladas y una distribución de la grasa corporal que haría llorar de emoción a Leonardo DaVinci. Una diosa sin paliativos.

Además de su físico privilegiado y su talento indiscutible, Teanna puede presumir de haber trabajado con algunos de los más ilustres personajes de la actualidad pornográfica, que de ningún modo iban a pasar por alto su capacidad para generar buen material, y de tener un pasado relativamente oscuro que le otorga un aura de chica mala la mar de interesante: pasó 180 días en la cárcel por posesión de marihuana con ánimo de distribuirla. Una diosa, sí, pero también un morboso ángel caído.