Ramon Nomar
El venezolano del nombre con palíndromo nació en Caracas pero se le puede considerar a todas luces español. Ese acento gallego es inconfundible, pero es su físico y su rendimiento en el sexo lo que le ha conferido esa condición de estrella en la sombra. Apareció en una época en que los actores porno guapos parecían algo utópico en Europa, pero él se sirvió precisamente de la belleza de su perfil para formar parte de la hornada de pornstars masculinos europeos de finales de los noventa, quizá la mejor de las últimas décadas, abanderada por gente como Manuel Ferrara o Nacho Vidal, que entrarían de lleno a dar guerra en la industria americana tras el camino abierto por Rocco Siffredi.
Ramón debutó con 23 años, en 1997, de la mano del italiano Luca Damiano, que le descubrió en un cásting celebrado en el Festival Erótico de Barcelona. Trabajó en España, luego mucho más en Francia y finalmente se mudó a EE.UU. donde lleva varios años muy integrado y considerado entre los actores porno de referencia. Pero Ramón es un alter ego de Moncho, como le llaman sus amigos, un surfista solitario al que Ramón le financia los 20 días al mes que pasa dedicándose únicamente a cazar las mejores olas.